Ayudas visuales e informáticas para pacientes con discromatopsia
GONZÁLEZ MANRIQUE M1
1 Licenciada en Medicina y Cirugía. Oftalmóloga. Hospital de Móstoles. Madrid.
INTRODUCCIÓN
El diagnóstico de una discromatopsia suele ser para el oftalmólogo el punto final a una consulta tras la cual el paciente siente que su problema no tiene ninguna solución, como de hecho ocurre generalmente. Sin embargo, son muchas las alternativas actuales que pueden contribuir a mejorar la percepción cromática en estos sujetos, herramientas que les pueden ayudar en su vida diaria. Con este trabajo se pretende hacer un repaso a este tipo de ayudas con el fin de que el oftalmólogo no se limite a diagnosticar, como suele ser habitual en estos casos, sino que también sea capaz de orientar y dar apoyo.
TIPOS DE DISCROMATOPSIAS
La percepción normal del color se conoce como tricromatismo. Cuando esta percepción es deficitaria hablamos de discromatopsias, entre las cuales se distinguen tres grupos. En primer lugar, los tricromatismos anómalos, en los que una de las tres líneas de conos está afectada, pero es parcialmente funcionante. Si son los conos rojos (también llamados L o sensibles a longitudes de onda largas) los alterados se habla de protanomalía, si los verdes (M o sensibles a longitudes de onda medias), de deuteranomalía, y si los azules (S o sensibles a longitudes de onda cortas), de tritanomalía. Para los sujetos afectos, la percepción es defectuosa pero suficiente para realizar las tareas habituales con una cierta precisión y sin grandes confusiones cromáticas. En segundo lugar, encontramos el grupo de los dicromatismos, donde una de las tres líneas de conos está ausente por completo. Hablamos entonces de protanopia (conos rojos afectos), deuteranopia (conos verdes) y tritanopia (conos azules). Por último, los monocromatismos constituyen un grupo de discromatopsias con déficit profundo no sólo en la percepción de los colores sino también en la agudeza visual, puesto que los pacientes sólo cuentan con un tipo de conos funcionantes, generalmente los azules (en el caso del monocromatismo atípico o de conos) o exclusivamente con bastones (monocromatismo típico o de bastones), situaciones ambas que limitan notablemente, pues la percepción de formas —en definitiva, la agudeza visual— viene dada por una función adecuada de los conos M y L, y no de los S o de los bastones (1,2).
Los defectos protan y deuteran, en conjunto denominados defectos rojo-verde, son con diferencia los más prevalentes en la población, con un 2% en sus formas profundas o dicromatismos y hasta un 6,5% en las formas leves/moderadas o tricromatismos anómalos. Los defectos tritan o azul-amarillo son de una incidencia mucho menor (1 de cada 13.000 a 65.000, según las series), al igual que los monocromatismos (1 de 20.000). La herencia ligada al cromosoma X propia de los defectos rojo-verde hace que sean pocas las mujeres afectas frente a la alta proporción de varones. En el caso de los defectos azul-amarillo y también en el monocromatismo de bastones, el modo de herencia autosómico recesivo iguala la razón de sexos (1,3).
Recordemos, por último, que aunque la mayoría de discromatopsias son de origen congénito, también existen pacientes con defectos adquiridos, cuyo patrón puede coincidir con los clásicos protan, deuteran o tritan, siguiendo la regla de Köllner de 1912 (4) (tabla 1), o bien ser de tipo difuso, cuando los defectos no siguen un eje concreto. Son muchas las patologías que pueden dar lugar a estas discromatopsias, unas afectando a la retina y otras al nervio óptico, pero en los pacientes que las sufren la percepción del color no suele ser la alteración visual más limitante, sino la percepción de formas que determina la agudeza visual. Verriest propuso en 1963 una nueva clasificación de estos defectos, completando de esta manera la original de Köllner (5) (tabla 2).
LIMITACIONES MÁS HABITUALES DEL PACIENTE DISCRÓMATA
Aunque no puede generalizarse en este sentido, puesto que son varios los tipos de discromatopsia y su profundidad, existen una serie de situaciones en las que los sujetos afectos se encuentran más discapacitados. Así, profesiones como los Cuerpos de Seguridad del Estado, la Náutica, la Aviación y los ferrocarriles tienen vedado clásicamente el acceso al discrómata. En estos trabajos la percepción cromática debe ser correcta, si bien la exigencia en las pruebas de selección difiere mucho de unos campos a otros, por lo que no es infrecuente que sujetos afectos, la mayoría tricrómatas anómalos o tritanopes, sean infradiagnosticados en los exámenes médicos correspondientes. El test de Ishihara es el más utilizado habitualmente, y aunque es una prueba muy sensible (90%) y específica (90%) para defectos rojo-verde, infravalora los defectos leves de este tipo en los tests de menos de 24 láminas y es muy poco eficaz para los defectos tritan (6,7).
Por otra parte, fuera de este tipo de profesiones hay otras muchas donde la percepción cromática debe ser igualmente precisa. Imaginemos las dificultades de un vendedor de fruta para separar las piezas maduras de las verdes, o de un empleado de la industria textil para manejar los hilos o las telas. Y en la era de la imagen en que vivimos, el empleo acertado de los colores en las pantallas de ordenador o en fotografía, por ejemplo, puede convertirse en un duro reto para el discrómata.
AYUDAS A LA VISIÓN CROMÁTICA
Han sido muchos los intentos de mejorar la percepción cromática en pacientes afectos sobre todo de dicromatismos, si bien hasta ahora no se ha conseguido ninguna ayuda óptica capaz de ofrecerles las mismas sensaciones de las que disfrutan los tricrómatas.
Los primeros intentos serios se realizaron en la década de los sesenta con filtros rojos monoculares, con el objetivo de establecer diferencias en el brillo de los tonos rojizos (potenciándolos) frente a los verdes (apagándolos). Se han encontrado dicrómatas que han sido capaces de pasar el test de Ishihara gracias a estos filtros (3). Una variante introducida posteriormente fueron las lentes de contacto X-Crom™, portadas monocularmente con el mismo fin que el filtro rojo en montura (8). Y autores como Schmidt estudiaron el uso de filtros de colores que pudieran absorber las longitudes de onda de la zona neutra del discrómata correspondiente (los verdes-azulados, p.ej., en el caso de los pacientes protan y deuteran), pues son estas longitudes de onda las que desaturan el color para el cual la percepción es defectuosa. La mayoría de estas lentes son de color magenta (9).
Por último, en los años noventa se desarrollaron las llamadas lentes o filtros Chromagen™, pensados inicialmente para niños con problemas de aprendizaje por dislexia, que todavía son el grupo en el que más se utilizan hoy en día, aunque con resultados controvertidos. El uso en discrómatas no ha tenido mucho éxito, pues a su relativa eficacia se une lo antiestético de su porte, mal tolerado por muchos pacientes. La empresa que produce estas lentes afirma de ellas que actúan modificando la vía magnocelular de transmisión de la imagen, si bien es conocido que el color y las formas son vehiculadas por una vía parvocelular de velocidad lenta distinta de aquélla (10-12). Existe un tipo de lentes de características similares a éstas comercializadas con el nombre deColorLite™.
Pero lo que puede suponer una revolución en la era de la imagen y de la informática en que nos encontramos son los nuevos programas de ayuda para discapacitados del color, programas que podemos descargar en muchos casos gratuitamente desde Internet o adquirirlos previo pago. Estas herramientas informáticas pueden clasificarse en los siguientes grupos.
Simuladores de los defectos cromáticos
Más que una ayuda al discrómata, constituyen un grupo de programas que acercan al tricrómata a la sensación cromática de aquél. Los más conocidos son Vischeck, Colorfield Insight, Color Doctor, Sim Daltonism y Xproof. Algunos están disponibles en versiones para PC y Mac, otros sólo para este último (fig. 1).
Fig. 1: Percepción de una imagen en color por pacientes afectos de los distintos tipos de discromatopsias. (Simulación realizada con VischecKTM). A: Imagen original. B: Protanopia. C: Deuteranopia. D: Tritanopia. E: Monocromatismo de conos. F: Monocromatismo de bastones.
Transformadores del color
Son programas que modifican los colores de una imagen dada para que su percepción sea más sencilla para el discrómata, mejorando los contrastes entre tonos que antes de la transformación parecen similares entre sí. El más usado es Visolve Deflector (fig. 2).
Fig. 2: Tratamiento de imágenes con el programa Visolve™. A: Imagen original. B: Percibida por un deuteranope. C: Modificada con Visolve (opción deuteranopia). D: Percepción por el deuteranope de la imagen modificada.
Programas que definen los colores
Abren una ventana sobre la pantalla del ordenador y dentro de ella determinan exactamente las características, nombre y coordenadas cromáticas (RGB, CMYK,...) del color del punto exacto donde está colocado el cursor. Los más conocidos son WhatColor y EyePilot (fig. 3).
Fig. 3: Utilización del programa WhatColor™ para la identificación de tonos. En la ventana se define el color del punto sobre el que está situado en cada momento el cursor y se describen las coordenadas del mismo en varios sistemas de notación o espacios del color.
Programas de asesoramiento en la confección de gráficos, mapas, etc.
Su objetivo es establecer comparaciones entre tonos para que una vez usados en pantalla o impresos en papel muestren suficiente contraste entre ellos y así la imagen o los textos transmitan la misma información al tricrómata y al discrómata. Color Selector, Color Contrast Analyser, Color Brewer y W3C son los más utilizados (fig. 4).
Fig. 4: Programa ColorSelector™ para comparación de tonos. En la pantalla superior el contraste entre los tonos elegidos es bueno, mientras que en la inferior los dos tonos son poco distinguibles entre sí. Las ventanas de la derecha determinan lo adecuado de la combinación para cada tipo de discromatopsia, y también para sujetos tricrómatas normales o pacientes con catarata.
CONCLUSIONES
El proceso de identificación de un paciente con discromatopsia, sea del tipo que sea, no debe finalizar en el momento del diagnóstico. El oftalmólogo tiene en su mano la posibilidad de orientarle en su discapacidad, y afortunadamente los ordenadores están hoy al alcance de una gran mayoría de la población de nuestro medio, por lo que podemos recomendar en muchos casos los programas antes mencionados.
Por otra parte, la alta prevalencia de estos defectos, en torno a un 6,5% de formas leves y un 2% de severas, hace que debamos tener en cuenta en nuestras publicaciones y presentaciones las dificultades que los sujetos afectos tienen en la interpretación de gráficos, de diapositivas con colores poco contrastados entre sí, etc, pudiendo ayudarnos de las herramientas informáticas correspondientes en cada caso.
BIBLIOGRAFÍA
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Köllner H. Die Störungen des Farbensinnes, ihre klinische Bedeutung und ihre Diagnose. Berlin: Karger. 1912.
Verriest G. Further studies on acquired deficiency of color discrimination. J Opt Soc Am 1963; 53: 185-195.
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Working group 41. Procedures for Testing Color Vision. The National Academy of Sciences. 1981. Disponible en: http://www.nap.edu/openbook/ POD095/html/.
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Schmidt I. Visual aids for correction of color deficiencies. Can J Opt 1971; 38(2): 38-42.
Chromagen España. Un nuevo descubrimiento para la dislexia y los problemas de aprendizaje. Disponible en: http://www.chromagen-spain.com/chromagen/index4.htm
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