Las gafas pregraduadas, aquellas que se adquieren sin una adaptación previa y personalizada por parte de un profesional de la visión óptico-optometrista pueden acarrear consecuencias perjudiciales para la salud visual y ocular, porque actúan simplemente como una lupa, ignorando aspectos fundamentales de la visión.
El Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas ha señalado que este tipo de gafas, que pueden adquirirse en distintos establecimientos, desde farmacias hasta tiendas de “todo a cien”, no son “la solución adecuada para la presbicia o vista cansada, ya que su uso puede acarrear daños importantes”.
La presbicia o vista cansada, como recuerda el organismo colegial, es un defecto fisiológico “que se comienza a manifestar a partir de los 40 años de edad, a consecuencia del envejecimiento. Se trata de un estado refractivo en el cual la capacidad de acomodación o enfoque del ojo se muestra insuficiente para desempeñar cualquier tipo de actividad en visión próxima. Con el paso del tiempo, el músculo ciliar y el cristalino pierden elasticidad y potencia, respectivamente. Debido a esto, el ojo ve reducida su capacidad de acomodación y, por tanto, su capacidad para ver de cerca”.
Las personas que empiecen a manifestar síntomas de presbicia o vista cansada “deben acudir a su óptico-optometrista, profesional de la visión que, tras los exámenes pertinentes, aconsejará acerca de la corrección visual más adecuada en función de sus necesidades, características y estilo de vida. En este sentido, existen varios tratamientos ópticos para la presbicia, entre los que se incluyen las lentes monofocales, bifocales, trifocales y progresivas y las lentes de contacto”.
Paralelamente, y dado que la presbicia evoluciona con el tiempo, hay que tener presente que “una determinada solución óptica es válida durante unos dos años”. Transcurrido este tiempo es conveniente acudir a una nueva revisión”.
La adaptación personalizada por parte de un óptico-optometrista “es imprescindible, además, porque cada persona presenta unas características morfológicas y anatómicas distintas. Las gafas premontadas no son la solución idónea para la presbicia o vista cansada, ya que carecen de esa adaptación previa y no están individualizadas”.
Este tipo de gafas para vista cansada “actúan simplemente como una lupa, con igual graduación en ambos ojos, ignorando aspectos como la visión binocular o el astigmatismo”.
En consecuencia, se recomienda “no adquirir las gafas en canales de distribución no autorizados, como los mercadillos, Internet o los anuncios de ofertas que se incluyen en las publicaciones periódicas”.
GAFAS DE SOL INADECUADAS
Por otra parte, y en lo que respecta a los
meses veraniegos, el Colegio ha recordado que la
elevada exposición de la población española a la radiación ultravioleta (UVB), especialmente en los lugares costeros y montañosos, “incrementa el riesgo de alteraciones oculares severas, como inflamaciones agudas de la conjuntiva (conjuntivitis) y la córnea (queratitis), aparición de procesos degenerativos de la superficie ocular (pinguécula y pterigión), cataratas, retinopatías e, incluso, lesiones cutáneas, que pueden provocar a largo plazo cáncer en la piel de los párpados”.
Este hecho obliga a la elección de unas gafas de sol “basadas en criterios sanitarios y no estéticos”, si bien, “una de cada tres vendidas no supera los controles sanitarios necesarios, a pesar de que pueden dañar severamente la visión”.
Afecciones como queratoconjuntivitis, queratitis o cataratas prematuras pueden estar provocadas por la utilización de gafas compradas en mercadillos y otros canales de venta no autorizados, según se ha resaltado desde el organismo colegial.
En este sentido, no hay que olvidar que cada persona tiene una sensibilidad distinta a la luz, por lo que el óptico-optometrista recomendará el tipo de lente adecuado atendiendo a la categoría del filtro solar”.
Las lentes de categoría 0 son muy claras, por lo que su uso debe limitarse al interior o a días de cielo cubierto; las de categoría 1, ligeramente coloreadas, están indicadas para los días con luminosidad solar ligera; las de categoría 2, medianamente coloreadas, deben utilizarse en días de luminosidad solar mediana; las de categoría 3 son muy coloreadas, por lo que son las más recomendables para la luminosidad solar fuerte, propia de las zonas de playa y montaña, y las de categoría 4, muy oscuras, sólo deben utilizarse en situaciones de luminosidad extrema, como cuando se practica esquí o actividades de alta montaña.
En lo que respecta a los colores, el verde permite una percepción con muy pocas alteraciones. Reduce la luz visible sin interferir en la claridad de la visión. Es recomendable para deportes náuticos e hipermetropía; el marrón filtra las radiaciones azules y aumenta el contraste y la profundidad de campo. Este color es el indicado para los deportes al aire libre y las personas miopes; el gris transmite uniformemente la luz a través del espectro y respeta mejor los colores naturales, por lo que es una buena elección para la conducción; el amarillo no es recomendable para conducir en días soleados, ya que puede provocar errores en la percepción de las luces de los semáforos, si bien, mejora el contraste en días nubosos, brumosos y con niebla, y el naranja es el color más adecuado en condiciones de baja luminosidad, como la conducción nocturna o con niebla, ya que aumenta los niveles de contraste, pero no es apto para el uso solar.
Fuente: www.mallorcadiario.com
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