De acuerdo con el Automóvil Club Argentino (ACA), la mayoría (80%) de la información que un conductor recibe y necesita es a través de sus ojos. Para captar la mayor cantidad de mensajes que brinda una escena de tránsito, el conductor debe utilizar la zona visual más amplia, que abarca unos 170 grados, que le brindará una idea acabada del conjunto, para permitir una reacción adecuada en el tránsito.
De día, con luz suficiente, todo conductor puede ver un tramo bastante amplio de la calzada hacia adelante, hacia atrás y hacia los costados, ya sea por medio de los espejos retrovisores o bien mediante giros de la cabeza. Esto es lo que constituye su campo visual, el cual suele estar limitado por:
- El marco y los montantes del parabrisas y ventanillas del vehículo, así como las calcomanías y adornos colocados en ventanillas, parabrisas y luneta.
- Otros vehículos en circulación o detenidos en la vía pública.
- Edificaciones de todo tipo, puestos de flores, diarios y revistas, etc.
- Condiciones climáticas como lluvia, nieve, niebla, etc.
- Falta de iluminación.
De noche, el campo visual en campo abierto depende del alcance de las luces del auto. Las luces largas iluminan unos 150 metros y abarcan un campo de iluminación de casi 80 grados.
En las intersecciones de las ciudades, la visibilidad suele ser escasa, por lo que es importante ampliar el campo visual sobre la vía que se atraviesa. Para ello:
- Avance lo suficiente como para poder observar un campo de visión mayor.
- Si tiene que esperar antes de cruzar la intersección, hágalo desde una posición segura.
La velocidad es otro factor que disminuye el campo visual. Entre más rápido vaya el auto, el conductor se aproxima más a un “túnel visual” porque a medida que se acelera se va perdiendo la visión de los objetos ubicados en ambos lados. Una velocidad de apenas 40 km/h es suficiente para que se presente este efecto y el campo visual se reduce a 100 grados. Así que a 100 km/h el campo visual puede ser de tan sólo 50 grados, una visión tubular muy estrecha.
Y si a esto se le agregan otros factores como la ingesta de alcohol o de drogas como sedantes y narcóticos, o la fatiga por conducir durante muchas horas, habrá un mayor riesgo de accidentes automovilísticos. (Tomado de: www.aca.org.ar/servicios/transito/eduvial/seguridad/visual.htm)
De día, con luz suficiente, todo conductor puede ver un tramo bastante amplio de la calzada hacia adelante, hacia atrás y hacia los costados, ya sea por medio de los espejos retrovisores o bien mediante giros de la cabeza. Esto es lo que constituye su campo visual, el cual suele estar limitado por:
- El marco y los montantes del parabrisas y ventanillas del vehículo, así como las calcomanías y adornos colocados en ventanillas, parabrisas y luneta.
- Otros vehículos en circulación o detenidos en la vía pública.
- Edificaciones de todo tipo, puestos de flores, diarios y revistas, etc.
- Condiciones climáticas como lluvia, nieve, niebla, etc.
- Falta de iluminación.
De noche, el campo visual en campo abierto depende del alcance de las luces del auto. Las luces largas iluminan unos 150 metros y abarcan un campo de iluminación de casi 80 grados.
En las intersecciones de las ciudades, la visibilidad suele ser escasa, por lo que es importante ampliar el campo visual sobre la vía que se atraviesa. Para ello:
- Avance lo suficiente como para poder observar un campo de visión mayor.
- Si tiene que esperar antes de cruzar la intersección, hágalo desde una posición segura.
La velocidad es otro factor que disminuye el campo visual. Entre más rápido vaya el auto, el conductor se aproxima más a un “túnel visual” porque a medida que se acelera se va perdiendo la visión de los objetos ubicados en ambos lados. Una velocidad de apenas 40 km/h es suficiente para que se presente este efecto y el campo visual se reduce a 100 grados. Así que a 100 km/h el campo visual puede ser de tan sólo 50 grados, una visión tubular muy estrecha.
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