Miradas a la moda... ¡y bien protegidas!
Es fundamental elegir gafas de sol homologadas para proteger nuestros ojos de los efectos nocivos de la radiación solar
Son el complemento indispensable en verano. Siempre hay que proteger los ojos del sol, pero en los meses en los que la radiación es más intensa, con más motivo. Y además de hacerle un favor a tu salud ocular tienes un complemento de moda para las vacaciones. Pero, eso sí, hay que saber qué gafas elegir, no sólo guiados por las tendencias, sino teniendo también en cuenta unas normas básicas para que tu salud no se resienta.
“Los ojos son especialmente vulnerables porque no los solemos proteger con cremas, ropa o viseras, por lo que necesitamos unas buenas gafas de sol”, advierte Sandra Perucha, Óptica Optometrista. Los expertos de Federópticos recuerda que para protegerse es necesario disponer de unas gafas de sol de calidad, que cumplan la función para las que se adquieren. No basta con usar gafas de sol, sino que deben estar homologadas, ya que los cristales no adecuados, lejos de proteger la vista, pueden provocar graves afecciones. En verano los ojos pasan muchas horas expuestos a una intensa luz solar, con la amenaza de los nocivos rayos solares, infrarojos y ultravioletas, que pueden provocar daños o agravar dolencias ya existentes.
La reacción del ojo ante el sol
Cuando una persona se expone al sol, su pupila se cierra como reacción a la luz excesiva, protegiendo al ojo. Si se usa una gafa de sol, la pupila se abre de nuevo al bajar la luminosidad, “confiada” en la protección que aporta la lente. Si la gafa no es de calidad y no cumple con su labor de protección, el efecto es el contrario al deseado, pues al dilatarse, la pupila abre una puerta a los rayos solares nocivos, que llegan al fondo del ojo.
Los expertos de Federópticos recomiendan que, para evitar riesgos, acudamos siempre en un establecimiento óptico especializado. Los cristales no testados por una autoridad sanitaria pueden provocar la aparición de lesiones maculares, al carecer de filtros para partículas luminosas -tanto iónicas como electrónicas- que tienen carácter tóxico. Para una persona no experta, es difícil distinguir entre un cristal “malo” de uno de óptica, ya que las gafas compradas fuera de un establecimiento especializado pueden llevar un sello falso de la Unión Europea.
Según la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico en una publicación de 2013, el 30 por ciento de las gafas de sol que se venden en España se realiza a través de lugares no especializados y mercadillos, un dato muy preocupante, ya que este tipo de productos no protegen en modo alguno contra los rayos ultravioletas.
“Los ojos son especialmente vulnerables porque no los solemos proteger con cremas, ropa o viseras, por lo que necesitamos unas buenas gafas de sol”, advierte Sandra Perucha, Óptica Optometrista. Los expertos de Federópticos recuerda que para protegerse es necesario disponer de unas gafas de sol de calidad, que cumplan la función para las que se adquieren. No basta con usar gafas de sol, sino que deben estar homologadas, ya que los cristales no adecuados, lejos de proteger la vista, pueden provocar graves afecciones. En verano los ojos pasan muchas horas expuestos a una intensa luz solar, con la amenaza de los nocivos rayos solares, infrarojos y ultravioletas, que pueden provocar daños o agravar dolencias ya existentes.
La reacción del ojo ante el sol
Cuando una persona se expone al sol, su pupila se cierra como reacción a la luz excesiva, protegiendo al ojo. Si se usa una gafa de sol, la pupila se abre de nuevo al bajar la luminosidad, “confiada” en la protección que aporta la lente. Si la gafa no es de calidad y no cumple con su labor de protección, el efecto es el contrario al deseado, pues al dilatarse, la pupila abre una puerta a los rayos solares nocivos, que llegan al fondo del ojo.
Los expertos de Federópticos recomiendan que, para evitar riesgos, acudamos siempre en un establecimiento óptico especializado. Los cristales no testados por una autoridad sanitaria pueden provocar la aparición de lesiones maculares, al carecer de filtros para partículas luminosas -tanto iónicas como electrónicas- que tienen carácter tóxico. Para una persona no experta, es difícil distinguir entre un cristal “malo” de uno de óptica, ya que las gafas compradas fuera de un establecimiento especializado pueden llevar un sello falso de la Unión Europea.
Según la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico en una publicación de 2013, el 30 por ciento de las gafas de sol que se venden en España se realiza a través de lugares no especializados y mercadillos, un dato muy preocupante, ya que este tipo de productos no protegen en modo alguno contra los rayos ultravioletas.
¿Son todas las gafas iguales?
Las gafas de sol son, por tanto, un elemento clave de protección y se deben elegir con cuidado, en función de los ojos de cada persona, para lo cual es necesario un adecuado conocimiento de la salud visual del usuario. Las lentes tienen diferentes categorías, intensidades o colores, pensados para tipos de usuario determinado, e incluso pueden ser polarizadas, con lo que se consigue evitar posibles deslumbramientos.
En cuanto al color de los cristales, aunque es un concepto más estético, también influye. Hay mucha variedad de tonos, incluidos los cristales de espejo para dar un look más atrevido. “Si quieres un buen consejo, el óptico podrá orientarte muy bien entre, por ejemplo, un color marrón, que potencia los contrastes, o bien un cristal verde, que da una luminosidad muy natural. Otra opción muy buena es la lente polarizada, que evita que los reflejos en carretera, el suelo, o sobre el mar te puedan deslumbrar”, según explica Sandra Perucha, que añade que lo mejor es ponerse en manos de un profesional.
Elegir el color de los cristales de las gafas de sol es importante si se padecen determinadas enfermedades retinianas; en este caso debe ser un oftalmólogo quien determine qué tono debe usar el paciente. Las gafas de sol con cristales de color verde son adecuadas para hipermétropes y para personas que practican mucho deporte al aire libre; el color marrón, en cambio, da amplitud de campo, y es aconsejable en caso de miopía.
Igualmente, las personas que usan gafas graduadas también necesitan estar protegidas, ya sea utilizando un filtro que acoplar a sus lentes habituales o bien contar con unas gafas de sol graduadas o progresivas.
¿Y si llevas lentillas?
Caso aparte, pero que también hay que tener en cuenta es el de los usuarios de lentillas. Las gafas graduadas tradicionales pueden resultar una solución poco práctica a la hora de realizar actividades como practicar deporte, tomar el sol o darse un baño. Las lentillas, por el contrario, permiten ser combinadas tanto con las gafas de sol como con las de natación y, por tanto, pueden cubrir mejor la necesidad de corrección visual durante la jornada.
El clima, la exposición de los ojos a las radiaciones solares UVB y UVA, el contacto directo de los mismos con el cloro de la piscina o con el salitre del agua marina puede incrementar las posibilidades de padecer alergias, irritaciones oculares y erosiones en la córnea, además de provocar o empeorar el problema de la sequedad ocular.
Por ello, los expertos de la compañía médico-farmacéutica Alcon recomiendan seguir una serie prácticas que permiten mantener una buena salud ocular durante estos meses:
1. Proteger los ojos con unas gafas de sol homologadas que frenen el impacto de las radiaciones ultravioleta y que reduzcan las molestias por la excesiva luminosidad.
2. Utilizar lentes de contacto que aseguren una correcta hidratación ocular y que sean resistentes a la formación de depósitos.
3. Para disminuir el impacto en los ojos del exceso de cloro o agua salada, se recomienda utilizar siempre unas gafas de natación o buceo apropiadas durante el baño.
4. Especialmente en estos entornos, es imprescindible lavarse las manos con agua y jabón y secarlas antes de manipular las lentes de contacto.
5. Es importante no frotar o rascar la zona para evitar posibles irritaciones o erosiones en la córnea.
6. Las lentes de contacto mensuales o bisemanales deben ser higienizadas después de cada periodo de uso, como mínimo una vez al día. Se recomienda enjuagarlas con una solución desinfectante que elimine los depósitos de proteínas y lípidos de las lentes de contacto durante la desinfección y el almacenamiento.
7. Una vez depositadas en su estuche, las lentillas mensuales o bisemanales no deben guardarse en un lugar donde se encuentren directamente expuestas al sol o a temperaturas demasiado elevadas. Además, se recomienda reemplazar los estuches al menos una vez cada tres meses.
8. Reemplazar las lentes de contacto de acuerdo con el programa de uso facilitado por un profesional de la visión.
Las gafas de sol son, por tanto, un elemento clave de protección y se deben elegir con cuidado, en función de los ojos de cada persona, para lo cual es necesario un adecuado conocimiento de la salud visual del usuario. Las lentes tienen diferentes categorías, intensidades o colores, pensados para tipos de usuario determinado, e incluso pueden ser polarizadas, con lo que se consigue evitar posibles deslumbramientos.
En cuanto al color de los cristales, aunque es un concepto más estético, también influye. Hay mucha variedad de tonos, incluidos los cristales de espejo para dar un look más atrevido. “Si quieres un buen consejo, el óptico podrá orientarte muy bien entre, por ejemplo, un color marrón, que potencia los contrastes, o bien un cristal verde, que da una luminosidad muy natural. Otra opción muy buena es la lente polarizada, que evita que los reflejos en carretera, el suelo, o sobre el mar te puedan deslumbrar”, según explica Sandra Perucha, que añade que lo mejor es ponerse en manos de un profesional.
Elegir el color de los cristales de las gafas de sol es importante si se padecen determinadas enfermedades retinianas; en este caso debe ser un oftalmólogo quien determine qué tono debe usar el paciente. Las gafas de sol con cristales de color verde son adecuadas para hipermétropes y para personas que practican mucho deporte al aire libre; el color marrón, en cambio, da amplitud de campo, y es aconsejable en caso de miopía.
Igualmente, las personas que usan gafas graduadas también necesitan estar protegidas, ya sea utilizando un filtro que acoplar a sus lentes habituales o bien contar con unas gafas de sol graduadas o progresivas.
¿Y si llevas lentillas?
Caso aparte, pero que también hay que tener en cuenta es el de los usuarios de lentillas. Las gafas graduadas tradicionales pueden resultar una solución poco práctica a la hora de realizar actividades como practicar deporte, tomar el sol o darse un baño. Las lentillas, por el contrario, permiten ser combinadas tanto con las gafas de sol como con las de natación y, por tanto, pueden cubrir mejor la necesidad de corrección visual durante la jornada.
El clima, la exposición de los ojos a las radiaciones solares UVB y UVA, el contacto directo de los mismos con el cloro de la piscina o con el salitre del agua marina puede incrementar las posibilidades de padecer alergias, irritaciones oculares y erosiones en la córnea, además de provocar o empeorar el problema de la sequedad ocular.
Por ello, los expertos de la compañía médico-farmacéutica Alcon recomiendan seguir una serie prácticas que permiten mantener una buena salud ocular durante estos meses:
1. Proteger los ojos con unas gafas de sol homologadas que frenen el impacto de las radiaciones ultravioleta y que reduzcan las molestias por la excesiva luminosidad.
2. Utilizar lentes de contacto que aseguren una correcta hidratación ocular y que sean resistentes a la formación de depósitos.
3. Para disminuir el impacto en los ojos del exceso de cloro o agua salada, se recomienda utilizar siempre unas gafas de natación o buceo apropiadas durante el baño.
4. Especialmente en estos entornos, es imprescindible lavarse las manos con agua y jabón y secarlas antes de manipular las lentes de contacto.
5. Es importante no frotar o rascar la zona para evitar posibles irritaciones o erosiones en la córnea.
6. Las lentes de contacto mensuales o bisemanales deben ser higienizadas después de cada periodo de uso, como mínimo una vez al día. Se recomienda enjuagarlas con una solución desinfectante que elimine los depósitos de proteínas y lípidos de las lentes de contacto durante la desinfección y el almacenamiento.
7. Una vez depositadas en su estuche, las lentillas mensuales o bisemanales no deben guardarse en un lugar donde se encuentren directamente expuestas al sol o a temperaturas demasiado elevadas. Además, se recomienda reemplazar los estuches al menos una vez cada tres meses.
8. Reemplazar las lentes de contacto de acuerdo con el programa de uso facilitado por un profesional de la visión.
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